Pasa igual en la Avenida Abraham Lincoln y no sólo allí lo sabemos, pero allí me llama la atención, porque aquellos que van a beber los fines de semana en la importante avenida y sus alrededores no son personas que han estudiado en colegios ubicados en los barrios marginados, ni en los apartados campos del país. No se justifica de ningún modo el tirar o dejar, como lo quieras, desperdicios por donde pasemos o permanezcamos unos minutos o la vida entera, sin importar clase social o poder económico.
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